YOGA SÍNTESIS
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MEDITACIÓN SÍNTESIS
ESCUELA DE MONITORES DE MEDITACIÓN
3
Abr
2015
1

Vipassana

La palabra Vipassana significa literalmente “ver con claridad’. Es una vía para desarrollar cómo ver las cosas ya que tenemos que ser capaces de tener una clara consciencia, una forma de estar presente y observar las cosas sin pensar, sin comentar, sin opinar… sin nada: pura y simplemente observando.

Vipassana es una arma de cómo ver y qué ver. Cómo ver es más importante que qué ver, ya que todas las cosas pueden ser observadas. Vipassana es la vía sobre cómo ver las cosas y, además, sin explicar las cosas que vemos, ya que dejamos que las cosas se expliquen por sí mismas. Esta es la forma de ver.
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1
Abr
2015
0

Juega al juego

Juega al juego. Pon todavía más en peligro tu trabajo. No seas el protagonista. Busca el enfrentamiento. Pero no tengas ningún propósito.

Evita las segundas intenciones. No calles nada. Sé blando y a la vez fuerte. Sé astuto, métete en las cosas y desprecia la victoria.

No observes, no examines, pero con presencia de espíritu, mantén la disponibilidad para los signos. Déjate conmover.

Muestra tus ojos, haz señas a los otros hasta lo más hondo, preocúpate por el espacio y observa a cada uno en su imagen. Decide sólo cuando estés entusiasmado.

Fracasa tranquilo. Sobretodo tómate tiempo y da rodeos. Déjate llevar por caminos que no querías recorrer. Haz, digamos, vacaciones.

No dejes de oír ningún árbol ni ningún agua. Vete a donde te guste ir y no te prives del sol. Olvida a los allegados, fortalece a los desconocidos.

Inclínate ante las cosas secundarias, evádete y retírate al vacío de los hombres. Búrlate del drama del destino, desprecia la desgracia, destruye con tu risa el conflicto.

Muévete hacia tu color propio, hasta que estés en lo justo y el susurro de las hojas se haga dulce. Pasa por los pueblos. Yo, iré detrás de ti.

Peter Handke
30
Mar
2015
1

Meditación: Viaje

Cuando empezamos con la disciplina de la meditación, estamos comprando un billete de viaje. Ya hemos intuido que la meditación nos acerca al Ser, a la fuente de la que provenimos, y que nos permite morar en nuestra propia naturaleza. Pero para ello hemos de hacer un largo viaje. Es un viaje iniciático porque supone una prueba de valor, una confianza inquebrantable para superar resistencias y obstáculos que nos encontraremos en el camino.
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27
Mar
2015
1

Entrevista a Dokushô Villalba

Lo primero que se suele decir y escuchar de Dokushô Villalba es que él es el primer maestro zen español reconocido por la Escuela Soto Zen japonesa… A ese puerto llegó después de seguir durante años las enseñanzas del Maestro Taisen Desimarhu –con el que fue ordenado monje zen- y de haber recibido la transmisión del Darma en 1987, de la mano del Maestro Shuyu Narita… Pero, además, Dokushô Villalba teje esa transmisión en una trama de hilos variados que van desde la dirección del Templo Luz Serena a su dedicación como poeta y escritor, pasando por su afición a la fotografía o su labor de difusión del zen, más allá de la propia enseñanza… Lo cierto es que al acercarse a este maestro zen, uno tiene la sensación de asomarse al periplo personal y espiritual de un hombre a caballo entre la fidelidad a la tradición de la que forma parte y la necesidad de adaptación de ésta a “las maneras” de occidente. Pertenece, por tanto, a ese tipo de personas con vocación de tender puentes entre diferentes culturas y visiones de la vida, entre las diversas maneras de averiguar el mundo y de acompañar al ser humano en el camino del desarrollo de la conciencia…

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25
Mar
2015
2

La meditación del abrazo

“La meditación del abrazo es una práctica inventada por mí. La primera vez que aprendí a abrazar fue en Atlanta, en 1966, cuando una poeta me paró en el aeropuerto y me preguntó: “¿Es correcto abrazar a un monje budista?” En mi país no solemos expresarnos de esta forma en público, pero pensé: “Soy un maestro zen. Hacerlo no debería significar para mí ningún problema.” Así que contesté: “¿Por qué no?”, y ella me abrazó. Pero me sentí algo tenso. Ya en el avión decidí que si quería trabajar con mis amigos occidentales, tendría que aprender la cultura de Occidente, así que inventé la meditación del abrazo.La meditación del abrazo es una combinación de Oriente y Occidente.

Según la práctica, debes abrazar realmente a la persona que estás abrazando.

Sentirla de verdad entre tus brazos, no hacerlo sólo para cubrir las apariencias dándole unas palmaditas en la espalda para dar la impresión de que estás allí, sino respirando conscientemente [que es la clave de toda espiritualidad oriental] y abrazándola con todo tu cuerpo, espíritu y corazón. ‘Cuando inspiro, sé que la persona a la que quiero está con vida entre mis brazos. Cuando espiro, sé que para mí es muy valiosa.’ Mientras la abrazas e inspiras y espiras tres veces, la persona que estás abrazando se vuelve real, y tú también te vuelves muy real. Cuando quieres a alguien, deseas que sea feliz. Si no es feliz, tú tampoco puedes serlo. La felicidad no es un asunto individual.”

Del monje vietnamita Thich Nhat Hanh, “Sintiendo la paz”, p.74

23
Mar
2015
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Meditación: Ser

Bien, pero si no somos el yo, ese complejo estable de nuestra mente; si no somos el gestor de nuestros contenidos mentales, ¿quiénes somos? Si indagamos, podemos darnos cuenta de que aquello que llamamos carácter es un collage de impresiones que hemos ido acumulando a lo largo de nuestra vida y con las cuales nos hemos identificado. Por tanto, si sacamos de la personalidad lo que se construye en torno a una imagen social, ¿qué nos queda?

Me viene a la mente una imagen astrológica: en la primera casa del zodiaco, allí donde tenemos el ascendente, el cielo aparece. Nace el sol, la luna y las estrellas, pero curiosamente en el horizonte se ven mucho más grandes que cuando están en el cenit, a pesar de que la distancia no varía sustancialmente. Si bien se trata de un fenómeno óptico, cabe preguntarse qué nos está indicando esto a nivel simbólico. Parecería que pretenden llamar nuestra la atención. De la misma manera, también el carácter parece comportarse como una llamada de atención, como un amplificador de lo que somos. Las máscaras en el teatro antiguo realzaban el rictus del actor y, a la vez, amplificaban su voz.

Máscara y rostro están unidos, pero no cometamos el pecado de confundirlos. Lo que verdaderamente somos es un impulso de vida que adopta una forma para poder expresarse. Encarnamos en este cuerpo y en esta vida para manifestar algo que viene de otro lugar, de las profundidades del Ser. Dramatizamos, de alguna manera, el baile cósmico. El espíritu es un espectador que se extasía ante el baile asombroso de la naturaleza, de las más exquisitas bailarinas, que son nuestro cuerpo y nuestra mente. El fondo infinito de lo que somos se encandila, por un tiempo, en el juego de las formas que cambian constantemente, en la corriente de la existencia que se vierte instante a instante para luego ser transformada. Somos un flujo que se vierte en un jarro, el cual envejecerá o se romperá, y aquel flujo, siempre fluido, tomará otra forma, y después otra.

La forma no es más que el sueño del espíritu, y nosotros, tarde o temprano, tenemos que despertar de ese sueño, de esa ilusión.

Cada momento tiene una forma definible; cada situación presenta una cara que poco a poco se transforma. La ley de la forma es la impermanencia, la fugacidad, la transitoriedad, pero el Ser, el ser que somos, está más allá de la forma, es puro sujeto.

Cuando miramos el cielo nocturno lo encontramos profundo y oscuro, casi tenebroso; sin embargo, está repleto de luz. El universo se desborda por sus hechuras de tanta luz que alberga. La luz, al igual que el Ser, es invisible. Sólo vemos la luz cuando ésta choca contra algo, contra la forma. Vemos el vestido rojo porque la luz choca en el tejido y desprende aquella frecuencia de colores que descarta. Sólo refulge el vestido y su rojez, pero la luz primaria permanece oculta.

De la misma manera, el Ser no puede ser visto: no tiene altura ni tamaño, no tiene cualidades ni sabor, es pura luz, luz de la conciencia. Percibimos al Ser en su choque con el alma, con la mente, con el cuerpo. La amapola que brilla al amanecer es amapola pero también es el Ser que la hace brillar. Si pudieras apagar el Ser, desaparecería la amapola; pero si retiras la amapola, el Ser vuelve a su invisibilidad. La vida es un baile entre la forma y la esencia, la bailarina y el espectador.

Meditación Síntesis. Julián Peragón. Ed. Acanto