YOGA SÍNTESIS
ESCUELA FORMATIVA 400 h
LA ESCUELA
YOGA, MEDITACIÓN Y NATURALEZA
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UN YOGA ADAPTADO A CADA PERSONA
YOGA PARA LA MEDITACIÓN
MEDITACIÓN SÍNTESIS
ESCUELA DE MONITORES DE MEDITACIÓN
3
Jun
2015
1

Notas sobre el lenguaje

Las lenguas modernas están impregnadas de patriarcalismo. Es hora de superarlo; nuestro tiempo necesita recuperar urgentemente la dimensión femenina de la vida, y las mujeres, en particular, recuperar sus derechos. Pero ni el matriarcalismo (aunque a veces lo deseemos) ni un dualismo entre hombre y mujer son soluciones satisfactorias.

El término latino homo significa ser humano y no hombre ni mujer. Designa la totalidad de la persona, en la cual existen polaridades, pero no escisiones. Sexo, género y polaridad —el sexo biológico, el género gramatical y la estructura polar de la realidad— son tres cosas distintas. Femenino y masculino no es lo mismo que hombre y mujer; el sol o el cabello no son biológicamente masculinos, ni la luna o la mano, femeninos, aunque en ambos casos hablemos de género. Yin y yang, cálido y frío, luz y oscuridad, son polaridades que pertenecen al conjunto de la realidad y que no pueden ser reducidas a masculino o femenino, ya que el sexo biológico sólo es una de estas polaridades.

Llamo sexomorfismo o sexomorfización de la realidad a nuestra tendencia moderna a reducir la diversidad situándola en el paradigma de una sola diferencia, a ver la realidad únicamente según la imagen del hombre (antropomorfismo) y al hombre únicamente según la imagen del sexo (sexomorfismo). El género gramatical de la palabra «hombre» es masculino: «él» se refiere al género, no al sexo. Desde hace décadas defiendo un nuevo género, no el neutrum (ni… ni, o sea, castración), sino el utrum (tanto… como), y ello en todos los ámbitos de la realidad, es decir, también respecto a lo divino, lo humano y lo cósmico. Mientras, utilizo el masculino en sentido inclusivo, sin darle el derecho de dominio sobre la totalidad y sin contribuir, mediante el plural o las repeticiones (hombre-mujer, dios-diosa, etc.), a la fragmentación de la realidad.

El hecho de sentirme cómodo en varias lenguas y de no privilegiar a ninguna de ellas, ya que ninguna me pertenece, me hace estar más atento a mi deber como oyente (y, por lo tanto, obediente—ab audire) de la lengua hablada. Por esta razón, presto atención a la etimología de las palabras y a su parentesco, y estoy convencido, además, de la imposibilidad de una lengua universal única. Por eso hay en este libro abundantes citas en lenguas extranjeras, por las cuales quisiera dar las gracias a la editorial. Estas palabras extranjeras han de indicarnos simplemente que no estamos solos en nuestra tarea y que nada puede ser reducido a una sola forma de expresión ni a ninguna lengua. La lengua —como la sabiduría— tiene muchas moradas.

Raimon Panikkar

3
Jun
2015
1

Frase: Caminamos

Caminamos porque creemos que lo que buscamos está lejos, pero mientras buscamos mantenemos unas anteojeras que nos impiden percibir la amplitud de la realidad, sufrimos una tensión vital que nos comprime por dentro, mantenemos unas esperanzas que son del todo infundadas.

Meditación Síntesis. Julián Peragón. Ed. Acanto

1
Jun
2015
1

Meditar como una montaña

Permanencia (montaña)

Quienes han subido cumbres saben que el mismo cielo parece estar al alcance de la mano. El aire puro, el horizonte inmenso, el silencio profundo, la cercanía de las nubes… nos transportan a una quietud del ánimo, más allá de la vorágine de la vida de allá abajo. Las montañas son puntos de encuentro entre el cielo y la tierra; de ahí que muchas de ellas se consideren montañas sagradas, cuyo peregrinaje asegura un lugar en el cielo prometido.

Cuando meditamos, estamos imitando el silencio y la tranquilidad de las cumbres. Estamos recuperando de nuevo el peso, la estabilidad y la permanencia de la montaña.

Meditar como una montaña es hacer sin hacer nada, permitiendo que florezca la primavera y se marchite el otoño, sin oponernos al calor del verano ni al intenso frío del invierno; sin apostar por la cara norte o por la cara sur. La montaña simplemente permanece allí, anclada en la eternidad, tolerante, aceptando todo lo que existe, sin juzgar a la frágil florecilla ni a la espinosa zarza. Meditar como una montaña es sentir en profundidad que no somos nosotros quienes meditamos desde el orgullo, sino que es el universo mismo el que ha rellenado todos nuestros huecos, y germina, crece, se marchita y muere, para volver a renacer. Podríamos decir que no somos nosotros los que empujamos la vida sino ésta la que nos sacude desde dentro y nos enviste o acoge desde fuera.

29
May
2015
2

Los tres niveles de pautas

Cuando realizamos nuestra propia práctica o cuando estamos en una clase, sea ésta individual o grupal, los profesores nos dan pautas para ejecutar correctamente las posturas y los ejercicios de respiración o concentración. A menudo el profesor inexperto puede estar dando excesivas pautas o, tal vez, escasas para la comprensión del ejercicio. Es cierto que las pautas se tienen que adaptar al nivel del estudiante, y deberían ser progresivas. Por tanto es lógico pensar que primero tendríamos que ir por la pautas posturales que nos aseguran la estabilidad de la postura y poco a poco introducir otras más sutiles de vivencia o de la propia mística del Yoga.

Cuando aprendimos a conducir primero aprendimos a coordinar embrague con la marcha correspondiente, más tarde, con los años, el aprendizaje básico se volvió una rutina y muchos, aprendieron a disfrutar de la conducción. Los diferentes niveles de pautas nos ayudan a esto, a que nuestro trabajo sea cada vez más sutil y que nos sirva para ganar presencia.

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27
May
2015
1

Frase: El iceberg de las acciones

Todos sabemos que detrás de lo aparatoso de la experiencia hay un trasfondo a menudo desconocido: el iceberg de las acciones esconde mucho más de lo que enseña. Se trata de bucear en la meditación, en busca de las actitudes profundas que sostienen nuestros actos.

Meditación Síntesis. Julián Peragón. Ed. Acanto

27
May
2015
2

El arte de respirar

“Este es el proceso del aliento al respirar: primero se toma el aire y se recoge el aliento. 

Luego éste se expande. Al expandirse desciende y se serena. Una vez sosegado se afirma. 

Tras haberse afirmado comienza a germinar. Una vez germinado crece, y cuando ha crecido hay que devolverlo. 

De vuelta, alcanza la cima. Allí en lo más alto, presiona hacia arriba; allá, en el fondo, presiona hacia abajo. 

Quien de este modo proceda, vivirá; quien haga lo contrario morirá”.

Inscripción Cou. Siglo VI a.C.

25
May
2015
1

Meditar como un bambú

Flexibilidad y verticalidad (bambú)

La caña de bambú nos ayuda a comprender algunas cualidades que desarrollamos en esta etapa de la meditación. Cuando se siembran semillas de bambú, parecería que durante años no ocurre realmente nada, como si se hubieran podrido o hubieran sido plantadas en tierra yerma. Sin embargo, pasados unos años, de repente brotan y crecen muchos metros en pocas semanas. ¿Qué es lo que ha ocurrido? Que durante los años en los que aparentemente no estaba sucediendo nada, el bambú estaba creando una red de raíces muy fecunda, que es la que permite más tarde un crecimiento tan veloz.

A menudo, en nuestro proceso meditativo ocurre lo mismo: meditamos y meditamos, sin que aparentemente nada ocurra: ninguna experiencia significativa, ningún cambio radical de perspectiva… hasta que un buen día aparecen claramente los resultados. El proceso meditativo requiere mucha paciencia y confianza en que se está llevando a cabo adecuadamente, a pesar de la carencia de resultados esperados.

Por otro lado, el bambú también es un buen símbolo de verticalidad flexible: apunta recto hacia la infinitud del cielo pero se mece con el viento, como el caminante, que ajusta cada paso a las irregularidades del terreno sin olvidar la dirección de su camino.

Cuando golpeamos una caña de bambú suena a hueco, y esa oquedad se convierte en una nueva invitación al vacío interior. Llenos de nosotros mismos, de nuestra importancia personal, no podemos saborear el momento presente, no podemos ser mediadores entre la tierra y el cielo, entre nuestro cuerpo y nuestro espíritu… no podemos establecer un diálogo entre nuestras necesidades y nuestras idealidades.

20
May
2015
3

La soledad

Sólo la soledad derrite esa espesa capa de pudor que nos aísla a los unos de los otros; sólo en la soledad nos encontramos;

y al encontrarnos, encontramos en nosotros a todos nuestros hermanos en soledad. Créeme que la soledad nos une tanto cuanto la sociedad nos separa. 

Y si no sabemos querernos, es porque no sabemos estar solos. Sólo en la soledad, rota por ella la espesa costra del pudor que nos separa a los unos de los otros, 

y de Dios a todos, no tenemos secretos para Dios; sólo en la soledad alzamos nuestro corazón al Corazón del Universo; 

sólo en la soledad brota de nuestra alma el himno redentor de la confesión suprema. No hay más diálogo verdadero que el diálogo que entablas contigo mismo, 

y este diálogo sólo puedes entablarlo estando a solas. En la soledad, y sólo en la soledad, puedes conocerte a ti mismo como prójimo; 

y mientras no te conozcas a ti mismo como prójimo, no podrás llegar a ver en tus prójimos otros yos. 

Si quieres aprender a amar a los otros, recógete en ti mismo.

Miguel de Unamuno