YOGA SÍNTESIS
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MEDITACIÓN SÍNTESIS
ESCUELA DE MONITORES DE MEDITACIÓN
21
Sep
2015
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Meditar como un lago

Calma (lago)

A la postre, lo que cosechamos en esta etapa, dentro de esta dimensión anímica, es calma, calma profunda. Una calma que no proviene de este mundo, que va mucho más allá de la ausencia de estrés y de preocupaciones. Es extraordinario ver la transparencia del agua cuando no está agitada, el fondo del lago cuando la superficie está tranquila. La mente, ya lo hemos dicho, es como un lago cuyas aguas quedan impregnadas por las estelas que dejan nuestros actos. Plástica, impresionable, voluble, la mente lo capta todo, lo absorbe todo, lo digiere todo, aunque sea desde el fondo de su inconsciente. Cuando conseguimos frenar el viento que la agita, poco a poco las aguas mentales vuelven a su remanso; cuando conseguimos fijar la mente en un punto, en un objeto, entramos en esa calma profunda.

Pero es bueno recordar que no es tanto la calma en sí la que nos interesa, como la visión que ésta posibilita. El Testigo, el Alma o el Ser, como queramos llamarle, no puede sino mirar a través de la ventana el paisaje de la realidad. La transparencia de la ventana se vuelve imprescindible, así como la purificación de la mente. Hasta que la piedra sea piedra, hasta que la lluvia sea sólo lluvia, sin añadidos, sin juicios ni valoraciones, sin preferencias, no podemos dejar de limpiar el cristal y apaciguar la superficie del lago mental.

Meditación Síntesis. Julián Peragón. Editorial Acanto

18
Sep
2015
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La religión como cinta transportadora

La diversidad de religiones en el mundo es un tema amplio, complejo y problemático que, como Ken Wilber nos recuerda en “Espiritualidad Integral”, no va a pasar.

Las religiones están aquí y van quedarse, cumplen con muchas y muy valiosas funciones y nada las puede substituir. El propósito primordial de todas ellas es acelerar el proceso de crecimiento de la conciencia en la línea de desarrollo propiamente espiritual y esa función es fundamental. Pero el hecho de que ese proceso discurra por muy diversos caminos genera problemas graves y aparentemente irresolubles. De ahí que la propuesta de Wilber al respecto resulte tan inspiradora como esperanzadora. Hagamos de las religiones, dice, una cinta transportadora que nos conduzca de una estación de vida a otra, de un nivel de conciencia a otro superior.

En esta ponencia, voy a tratar esa idea pero con una determinada intención: desearía que mis palabras resonaran en los oyentes como las palabras de Wilber resuenan en mí. Además de aportarme una mejor comprensión de los conflictos que tienen lugar ahí fuera, me invitan a reconocer mis puntos ciegos y me obligan a cuestionar mi mundo interior. Y es esa implicación personal la que desearía que esta ponencia despertara en vosotros.

Si cada uno de nosotros nos ocupamos de acelerar el ritmo de crecimiento en la línea del conocimiento espiritual podríamos intervenir de manera más efectiva en las guerras que tienen lugar entre la mentalidad moderna y la mentalidad tradicional y entre las distintas religiones que hay en el mundo.
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16
Sep
2015
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El dinero y el valor

El dinero puede comprar una casa pero no un hogar.

El dinero puede comprar un reloj pero no puede comprar el tiempo.

El dinero puede comprar una cama pero no el sueño.

El dinero puede comprar un libro pero no el conocimiento.

El dinero puede pagar un médico pero no la salud.

El dinero puede pagar una posición pero no el respeto.

El dinero puede comprar la sangre pero no la vida.

El dinero puede comprar el sexo pero no el amor.

14
Sep
2015
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Meditar como un rayo

Intuición (rayo)

Somos una totalidad, que se desgaja en cuerpos o dimensiones de la misma manera que la luz blanca se refracta en colores. En nosotros existe un cuerpo con su vitalidad, un cuerpo emocional y otro afectivo, un cuerpo de pensamientos y otro intuitivo, suficientes notas para tocar la sinfonía de la vida.

En cada cuerpo o dimensión hay un yo, más físico, emocional o mental, y ese yo puede estar gritando ahora mismo o estar amordazado. Todos conviven, todos se articulan, pero el juego de identificaciones puede ser muy complicado. Cuando tenemos hambre, sueño o deseo sexual se activan los yoes de los primeros peldaños, y cuando escribimos una poesía, damos un abrazo o inventamos un nuevo ingenio se activan los que van a continuación. Vamos arriba y abajo por la escalera, pero solemos pernoctar en aquella dimensión que nos resulta más familiar o en la que nos quedamos atrapados porque no atinamos con la salida.

La percepción, la sensación, la emoción, el sentimiento y el pensamiento se colocan uno encima del otro como capas de sedimentos para alumbrar el siguiente eslabón de la cadena: la intuición. A veces confundimos las intuiciones con corazonadas, o las camuflamos bajo la piel de los deseos, pero la intuición es una función superior, que emerge de la parte luminosa de nuestra mente.

Cuando cogemos una fruta del árbol, su color, su olor y su sabor nos indican claramente la clase de fruta que estamos probando. Conocemos así la realidad de forma directa, a través de nuestros sentidos. Pero también podemos inferir la realidad aunque no la tengamos delante, como cuando olemos desde el sofá que la comida se nos ha quemado, aunque no la hayamos visto. Mediante la intuición conocemos también la realidad, pero sin pasar por los vericuetos de la razón, sin utilizar los métodos de prueba y ensayo, sin la elaboración de análisis. La intuición es directa: tiene un atajo a la realidad que sólo ella conoce. A veces, padres e hijos, hermanos gemelos o parejas muy compenetradas tienen ese atajo a la intuición que surge naturalmente entre ellos, pero en general tenemos que cultivarla.

Cuando la tradición habla del mundo ilusorio que vivimos se refiere al cúmulo de velos que se interponen entre nosotros y la realidad desnuda. Nuestras preferencias, nuestra educación, las creencias e ideologías… en fin, el cúmulo de las experiencias marcan un sesgo a la hora de percibir la realidad. Por momentos, la intuición desbarata la tramoya de esa representación ilusoria. La intuición es como un rayo que momentáneamente disuelve la oscuridad de nuestro conocimiento y nos permite ver claro. Nos damos cuenta, por ejemplo, de la trampa en la que estamos o de la gran oportunidad que tenemos delante. A través de la intuición vemos certeramente. No hemos llegado a esa iluminación pensando, indagando: simplemente se ha manifestado. Es cierto que ese rayo no ha nacido de la nada: las nubes en su densificación lo han arropado. Probablemente, nuestras intuiciones también se van formando como cúmulos nebulosos en nuestro interior, van cogiendo cuerpo, van cogiendo fuerza hasta que un minúsculo suceso las desencadena.

La intuición está en cada uno de nosotros como una puerta abierta al alma, pero lamentablemente no encontramos la llave para abrirla. El alma tiene información privilegiada, no en vano es la antesala del espíritu. Así pues, el alma se cuela en los sueños y habla con los fogonazos de la intuición de esa percepción atemporal que está en su naturaleza.

Pero atención: la intuición es peligrosa, es capaz de demoler edificios cognitivos que se han quedado caducos, monolitos de orgullo, torres de creencias limitadoras. ¿Qué hacemos cuando hemos visto la verdad, aunque sea con la fugacidad de un relámpago? ¿Qué hacemos cuando nos damos cuenta de que ya no queremos estar con alguien, que nuestro trabajo no nos satisface o que llevamos una vida absurda? Simplemente nos derrumbamos, junto al edificio, el monolito y la torre. Desaparecen las respuestas, huyen las certezas y empezamos a sentir el vértigo de la desnudez interna. La intuición nos enseña a vivir más a la intemperie, sin tantas filosofías; nos abre también la percepción del misterio y nos vuelve más ambiguos, más cercanos a la certeza de la muerte.

Pues bien: esa demolición, que proviene de la intuición, es la que cultivamos en la meditación. En esta etapa meditativa estamos descubriendo el alma; en este centro de atención estamos cultivando la intuición, y es aquí donde nuestro horizonte se ensancha hasta abarcar la totalidad.

Meditación Síntesis. Julián Peragón. Editorial Acanto

11
Sep
2015
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¿Está la pareja en crisis?

Julián Peragón: Bueno, Joan, ¿la pareja está en crisis?… Y, si es así, ¿esta crisis tiene que ver con nuestra época o es consustancial a cualquier relación humana, en cualquier momento, en cualquier lugar?

Joan Garriga: La pareja en sí misma no puede estar en crisis, porque la pareja es la fábrica de la vida. Lo principal de la pareja es la sexualidad. La sexualidad es motor de vida aunque la pareja adopte formas distintas y nuevas en función de los tiempos y los requerimientos culturales y económicos… Incluso para parejas del mismo sexo el impulso más importante es el sexual. Por otro lado es verdad que vivimos una época de tremendo individualismo, en la que la afición a uno mismo, al yo, está prestigiada y muy bien vista, generando una forma crítica de vivir nuestras relaciones de pareja. Hoy en día, las personas no nos encontramos tan insertadas, como hace tan sólo cincuenta años, en unidades sociales, en grupos o en familias significativas…De esta manera la pareja es vivida como expresión de lo individual y no de lo social y, al ser esto así, es mucho lo que pedimos y esperamos de la otra persona, mucho lo que supuestamente hay que vivir en común. Nunca, hasta el día de hoy, se había puesto tanta expectativa en la otra persona. Sabemos que es bonito generar expectativas pero también que muchas veces son infantiles, y en el ámbito de la pareja el otro no tiene porque ser el principio y el fin de todas las cosas, la madre y la fuente de todo. Sería demasiado y una carga imposible de llevar. Entonces, lo que ocurre es que cuando surgen los conflictos, los avatares propios de la pareja, los temas de los hijos, las desavenencias, la muerte, la enfermedad…, las personas, en lugar de inclinarse hacia un apoyo social, se escoran hacia el yo, tratan de salvarse a si mismos. Esto termina por dañar a la pareja porque no cuenta con el apoyo de una comunidad significativa… En sociedades más primarias los conflictos de los hombres eran sostenidos por los hombres y los de las mujeres por mujeres, y la vida de la pareja y la familia pertenecía a la comunidad en la que estaba insertada, pero hoy en día se considera a la pareja como el principio y el fin de toda felicidad. Y a mí me parece que esta es una idea equivocada… La pareja no da la felicidad ni tiene porque darla. No es ésta su función.
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9
Sep
2015
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10 razones para practicar Yoga

El viaje hacia el mundo del yoga es, además de excitante, inmensamente agradecido.

Los efectos de su práctica regular son intensos y maravillosos. Normalmente, se notan efectos positivos muy deprisa. Lo primero es una mejora en la flexibilidad, en el tono muscular y en el estado físico en general. A medida que se profundiza en la práctica regular, se experimentan otros beneficios mas sorprendentes.

A continuación se enumeran diez buenas razones para practicar estas técnicas (yoga) con confianza.

 

1. El yoga ayuda a mantener, recuperar y aumentar la salud física. Seguir leyendo

8
Sep
2015
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Cuando las cosas no son perfectas

Mi hija se acercó a mí y me planteó una pregunta interesante:

-Papá, ¿cómo es que las cosas se lían con tanta facilidad?

-¿Qué quieres decir con eso de «liar», cariño?

-Ya sabes, papá, cuando las cosas no son perfectas. Mira como está mi mesa ahora, llena de cosas. Está desordenada. Y, sin embargo, anoche, trabajé duro para que estuviera perfecta. Pero las cosas no permanecen así por mucho tiempo. ¡Se lían con tanta facilidad!

-Muéstrame cómo son las cosas cuando son perfectas- le pedí a mi hija.

Ella respondió moviendo todo lo que había sobre su estantería, colocándolo en posiciones individualmente asignadas. Una vez que hubo terminado, dijo:

-Ahí lo tienes, papá; ahora está todo perfecto. Pero no permanecerá de ese modo.

-¿Y si muevo quince centímetros tu caja de pinturas hacia este lado? –le pregunté- ¿Qué sucede en este caso?

-No papá, ahora ya está liado- contestó ella. De todos modos, la caja tendría que estar recta, y no inclinada como tú la has puesto.

-¿Y si muevo el lápiz desde el lugar donde lo has dejado hasta el siguiente?

-Ahora vuelve a estar desordenado -dijo ella.

-¿Y si el libro estuviera parcialmente abierto? Seguí preguntando.

-¡Eso también estaría desordenado!

-Cariño- dije regresando junto a mi hija-, no es que las cosas se desordenan con facilidad. Lo que sucede es que tú tienes muchas formas de que las cosas se líen, y solamente una para que sean perfectas.

Gregory Bateson