22
Ago
2015
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El mensaje de la Bhagavad Gita

Ivan Oliveros (Sesha) formado en ingeniería y filosofía oriental está comprometido con la transmisión del Vedanta Advaita. En uno de sus cursos de meditación nos concedió una entrevista para hablar de un texto fundamental en la tradición hindú como es el Bhagavad Gita.

Julián Peragón: El Bhagavad Gita es un texto muy importante en India, para todo el hinduismo, sin embargo, aquí es difícil para el occidental comprenderlo porque parece ser que es un texto sincrético, donde hay muchas corrientes filosóficas, está expresado digamos “a la India” y si tenemos una visión literal del Gita parece que alienta a la guerra porque Krishna le dice a Arjuna: “Levántate y lucha” ¿Qué claves tendríamos que tener para hacer una lectura adecuada?

Ivan Oliveros (Sesha): El Bhagavad Gita es un texto sagrado que, junto con los Upanishads y los Brahma Sutras, conforman la base teórica de la filosofía vedanta.
El Bhagavad Gita es un texto excepcional porque es el primer texto que expresa, que metodiza de manera clara, las diferentes vertientes que existen para crear el estado de autoconocimiento; es decir, el Bhagavad Gita expone claramente la naturaleza de la moral a través del karma yoga, la naturaleza de la devoción a través del bakhti yoga y la naturaleza de la comprensión mediante un correcto discernimiento a través del Jñana yoga.

El Bhagavad Gita es un compendio inmenso porque encierra en sí mismo las inmensas inquietudes que la tradición oriental ha tenido respecto al autoconocimiento, es muy claro, muy preciso en la percepción del karma yoga, del bakhti yoga y del Jñana yoga. Es el único texto que encierra de una manera gráfica, sistematizada y relativamente abierta la expresión de la profundidad de la tradición hindu. El Bhagavad Gita no es grande porque describa una guerra, ni es grande porque sea parte del Mahabarata, el Bhagavad Gita es grande por lo que enseña y por lo que expresa. Cuando uno logra profundizar en la enseñanza del Bhagavad Gita se da cuenta de la inmensidad que tienen sus enseñanzas, porque por fin un texto logra expresar de manera clara y definida las concordancias y las relaciones que hay en todos los caminos interiores.
En el Bhagavad Gita los primeros seis capítulos hablan del karma yoga o el camino a través de la acción, el camino de la no apetencia del fruto y de la no egoencia en la acción (el capítulo seis es un resumen de los anteriores), los siguientes seis capítulos (el capítulo doce es también un resumen de los seis anteriores) hablan de la devoción, de cuál es la naturaleza de la devoción, de cuál es la naturaleza del amor, hablan de la expresión importante del rito, de las prácticas de la divinidad precedente personal; los últimos seis capítulos analizan el Jñana yoga, es decir, de cómo es la expresión de la realidad cuando se advierte a través del discernimiento y cuáles son los elementos necesarios para poder despertarlo.
Sin embargo, para enseñar todo esto se ha tomado una expresión bastante gráfica que tiene que ver con una batalla, la batalla del campo del Kurushetra en la que los Pandavas intentan retomar el reino de Hastinapura (la ciudad de los elefantes o de la sabiduría). Los antiguos kauravas han tomado el trono aprovechando algunas debilidades de Yudistira, el mayor de los Pandavas, a quien le gustaba jugar a los dados; debido a esta debilidad ha perdido el trono por doce años y uno más. Llegan, pasado el tiempo, nuevamente los Pandavas a tomar Hastinapura y aquellos que ya están instaurados evidentemente no quieren dar el poder, no quieren ofrecerlo ni otorgarlo aunque se comprometieron a ello.
Esto, aunque históricamente pueda ser cierto, que hay quienes opinan que no puede serlo, realmente es Guita habla de la naturaleza del ser humano, sobre aquello que está anquilosado y cómo puede transformarse. Entonces la batalla en el fondo es una batalla interior, los antiguos maestros kauravas que enseñaron a Arjuna, que es uno de los principales elementos del Bhagavad Gita, fueron quienes le enseñaron a pelear, a guerrear, a usar el arco (Arjuna era experto en el arco), pero Arjuna tiene que pelear contra sus anteriores familiares, maestros y amigos. En el fondo lo que está representando es que hay un momento en la vida, circunstancias en la vida que nos lleva a tener que hacer un cambio, y esa transformación lleva necesariamente a que elementos que previamente eran válidos ahora no lo sean. De hecho, la vida misma nos lleva a transformarnos, a ver que hay cosas que no sirven y es necesario tener el valor de dejarlas de lado.

Julián: ¿Cuál es el dolor de Arjuna en esta renuncia?

Ivan: El dolor de Arjuna es que en el mundo en el que él vivía no encontraba la libertad. Él pensaba que la libertad era la fuerza de guerrear como soldado, la, que la libertad era ser parte de un clan, pero la libertad no es esa; lo que le enseña Krishna es que la libertad es una libertad interior, que es la libertad del no-pensamiento, que la libertad está algo más allá de lo que él puede ver con los ojos o escuchar con los oídos.

Julián: Más allá de la ley de la tribu…

Ivan: Sí, la libertad está más allá de la ley de la tribu o de cualquier ley moral. Desde esta perspectiva él tiene que tomar la decisión de alejarse de las cosas que no le llevan al fin que ahora sorprendentemente quiere buscar; ello implica muchas veces dejar antiguos hábitos mentales, dejar viejas compañías con las que se buscaban cosas que antes hacían bien y que ahora simplemente no llenan lo suficiente como deberían hacerlo; implica luchar contra nuestros hábitos, contra nuestros propios miedos, con el miedo de lo que podrá pasar, con el miedo de lo que podrá y será, con el miedo de lo que tengo que dejar, con el miedo de “quisiera dejar algo por si a caso no llego a lo que estoy aspirando.
El ser humano tiene miedo, y Arjuna no es caso aparte, también lo posee. Arjuna es el símbolo del discípulo. Así como Yudistira en el Bhagavad Gita es el símbolo del discípulo perfecto porque es el hijo del Dios Dharma, así Arjuna es el símbolo del discípulo que quiere aprender. Hay tres tipos de discípulos, Arjuna es la profundidad del discípulo más elevado, está el uttama, el madima y el adama adhikari (adhikari es discípulo). El uttama es el último, es el que con pocas cosas despierta su realidad interior. En cambio el adama adhikari es el que por más que se le enseñe nunca entenderá, tendrá buen corazón pero no podrá comprender la enseñanza El símbolo del uttama adhikari es Arjuna, es el que con poco conocimiento, con poca presencia su maestro es capaz de llegar a enseñanzas más profundas. Y, evidentemente, Arjuna se entrega, opta por la lucha, opta por enfrentarse a sí mismo, la lucha no es más que una lucha consigo mismo, es la única lucha que vale porque es la única lucha que realmente transforma. Esto es lo que Arjuna gana en el Bhagavad Gita, el conocimiento de sí mismo pues se ha de enfrentarse a sí mismo.

Julián: Hay un momento en que Arjuna le pregunta a Krishna, entre el yoga de la renuncia y el yoga de la acción, cuál de los dos es el que nos lleva a la salvación. Krishna dice que ambos pero que el yoga de la acción es un yoga superior ¿En el Bhagavad Gita se toma partido por una de estas tres vías, Bakhti, Jñana o Karma o plantea siempre una integración armónica de las tres?

Ivan: La diferencia se ve en quien ve la diferencia; la diferencia la ve quien usa la diferencia; la diferencia la ve quien necesita la diferencia Realmente un individuo que es capaz de realizar la acción sin el más mínimo sentido de apetencia de fruto, es un individuo que en sí comprende lo que hace y se comprende a sí mismo, entonces es un jñani; a parte de ser un karma yogui es un jñani. Y quien ve el mundo amorosamente de esa manera no ve más que la expresión de la realidad en todas las cosas, entonces es un bakhti. También hay una parte del Bhagavad Gita donde dice que el sabio instaurado jamás ve las diferencias entre los caminos. Lo que normalmente se suele enseñar es que el karma yoga nos permite instaurarnos y renunciar al fruto de la acción, cuando el individuo está preparado a renunciar al fruto de la acción posteriormente es capaz de renunciar a la acción misma; cuando renuncia al fruto de la acción se le llama karma yoguin, pero cuando ya es capaz de renunciar a la acción misma es un renunciante, porque renuncia a la acción misma, ese ya es un jñani. Por eso suele decirse que el karma yoga es un paso previo al jñana, pero entonces realmente quien está instaurado en uno está instaurado en ambos. Hay que ser claro, una cosa es renunciar a la acción, a toda responsabilidad con la naturaleza de actuar, inclusive al hecho de comer, de vestir, de relacionarse con las personas; una cosa es renunciar a la acción que es lo que hace el jñani y otra cosa es renunciar al fruto de la acción, que es lo que realiza el karma yoguin. Cuando renuncias al fruto de la acción actúas, cuando ya renuncias a la acción ya no actúas, entonces pierdes todo el compromiso con la naturaleza de actuar. Eres un desapasionado porque ya no te apasionan las cosas, eres un apasionado de ti mismo y de tu propio saber. Una cosa es renunciar a la acción y otra al fruto de la acción, es superior renunciar a la acción.

Julián: Se insinúa también que, supongo para no quedarse perdido en el conocimiento intuitivo, exquisito, hay que bajar al mundo por una cuestión de responsabilidad.

Ivan: Evidentemente nadie puede negar su dharma, nadie puede negar el karma asociado a su vida, nadie puede negar los compromisos que tiene, solamente puedes negar los compromisos cuando comprendes que eres más allá de los compromisos, cuando comprendes que tu esencia es inmortal y que está allende de cualquier circunstancia adicional; esto lo hacen los liberados, los maestros. Mientras el individuo no puede negar su naturaleza efímera, no puede negar sus miedos, no puede negar su hambre, no puede negar su sed, tiene que tomar agua, tiene que comer algo, porque percibe que tiene una responsabilidad con aquello que siente. Lo que un hombre así no puede hacer es negar el compromiso de vivir. Ahora, ya que está viviendo, que aproveche entonces la vida para actuar sin buscar el provecho de eso que hace; esto llevar su mente a que el día de mañana pueda presenciar las cosas y desarrollar discernimiento; así, un día pueda ocurrir en él la renunciación a la acción misma, y convertirse en un sanyasi, en un renunciante de nivel superior.

Julián: Entre los sutras de Patañjali y el Gita, evidentemente parece que los sutras están escritos para una élite que podían entender unas máximas que a la vez tenían que estar interpretadas por unos maestros, y el Gita parece que quiere llegar al pueblo, con un formato épico y cercano. Creo que el punto de partida es el mismo, la crisis del ser humano, el dolor existencial, pero, ¿el punto de llegada es el mismo en ambos?

Ivan: Sí, el Bhagavad Gita es un portento pedagógico y como todas las grandes cosas se las escribe de manera sencilla. Lo que más registra el ser humano es un cuento, una historia, la historia del Bhagavad Gita y del Mahabarata es la suma ilimitada de enseñanzas, todas exquisitas y muy bien escritas.
Los Yoga Sutras de Patañjali es otra cosa, es un esquema netamente filosófico, profundamente epistemológico, Patañjali lo que ha hecho es ser el primer gran sistematizador de los procesos interiores; inclusive es una sistematización que hasta ahora occidente jamás ha logrado crear ni entender a profundidad; es decir, los sistemas psicológicos son tan cambiantes y tan interdependientes de tantas cosas, que lograr una sistematización o una predeterminación del comportamiento es prácticamente imposible; esto es, predecir acontecimientos de organismos biológicos es francamente imposible, la ciencia no puede hacer eso. Sin embargo, Patañjali sistematizó una serie de procesos interiores ofreciendo universalidad a lo que acontece al ser humano cuando conoce. Fue el primero que sistematizó de manera universal y específica los procesos interiores, en cuatro grandes elementos: pratyahara, dharana, dhyana y samadhi, es decir, todo ser humano que procure la indagación interior necesariamente se enfrenta ante cuatro estados de conciencia: pratyahara, dharana, dhyana y samadhi.
El tratado de Patañjali es evidentemente un tratado más filosófico y epistemológico, más para otro tipo de personas más intelectuales, sin embargo, la profundidad que ofrece el Bhagavad Gita es también inmensa e ilimitada. El Bhagavad Gita tiene la ventaja de ser leído por un paria, un descastado, y sacarle provecho, por un gran jñani y sacarle provecho, por un guerrero y sacarle provecho. La ventaja maravillosa y pedagógica que tiene el Bhagavad Gita es que todos lo pueden leer.

Julián: Por eso tiene éxito, en cambio los sutras no.

Ivan: Los sutras están hechos para un tipo de persona específica, es más, la vedanta acepta la propuesta de Patañjali asociándolo y adaptándolo a su propio sistema, porque el sadhana del jñani es la meditación. En cambio en un karma yogui el sadhana es el karma yoga.
Evidentemente los sutras de Patañjali son expuestos en una terminología para alguien más formado, pero evidentemente cuando adquieres la destreza de observarte, de reconocerte cada vez más, te das cuenta de que son diferentes formas de decir lo mismo. El vedanta acepta los sutras de Patañjali y los convierte en su propio sadhana, adecuada a la concepción no-dual que posee el Atman.

Julián: Sin embargo Ishvara y Krishna no son lo mismo, es decir, para Patañjali la divinidad no es una obligación sino el recuerdo de que Ishvara puede ser un motor de crecimiento e iluminación, en cambio en el Gita Krishna lo es todo.

Ivan: Cuando lees el Bhagavad Gita a veces Krishna es el Atman, a veces Krishna toma la actitud de Ishvara, a veces Krishna es el guru, a veces Krishna es simplemente un familiar. El lenguaje sánscrito tiene la inmensa ventaja definir de muchas formas lo mismo, tiene el juego maravilloso de esconder a través de las mismas palabras muchas cosas, por eso en el Bhagavad Gita para poder leerlo y entenderlo, al igual que en toda la escritura y en toda la enseñanza hindú en sánscrito, hay que tener un profundo conocimiento de sí mismo y los procesos interiores para saber lo que realmente están diciendo.
Si tomamos un Upanishad traducido por un filólogo seguramente le sacarás provecho, pero el Upanishad no está sólo en la forma escrita, sino en lo que sugiere profundamente a nivel interior. Si tomas dos versiones del Bhagavad Gita verás que son casi totalmente opuestas, inclusive contrarias; uno se pregunta si realmente son traducciones del mismo libro. Entonces la precisión de Arjuna, la precisión del mismo Krishna, etc., tiene que medirse claramente según la naturaleza del texto que estés leyendo, pues en ocasiones como en el capítulo decimoprimero Krishna asume la expresión de Ishvara, él es todas las potenciales formas que puede tener la mente de la divinidad. Él ve todo lo que potencialmente puede ser la divinidad. Krishna asume la forma de Ishvara, pero Krishna a veces dice “yo soy el todo” “yo soy lo que está más allá de las cosas” y entonces asume la forma de Brahman; o dice “yo soy lo más sagrado que hay en ti” y entonces toma la forma de Atman. Es necesario ser muy meticuloso, muy específico en cada frase para saber que es lo que realmente se quiere decir, pero aunque te equivoques y tomes cualquier otra comprensión, igualmente te enseña, es lo que tiene el Bhagavad Gita de maravilloso.

Julián: ¿Qué mensaje actual nos podrías dar el Gita aquí y ahora, en este mundo que está bastante convulso y caótico?

Ivan: Yo creo que lo más importante del Bhagavad Gita actualmente en un ser humano, es que inexorablemente todos debemos enfrentarnos con nuestros propios miedos, que el miedo no es algo que venga de fuera, que la violencia no es algo que realmente viene de fuera, que la tensión no es algo que viene de fuera, sino que vive en nosotros, que lo proyectamos en las personas o en las cosas; pero realmente el ser humano lo que debe hacer es asomarse interiormente, y tiene que tomar la posición de hacerlo, porque nadie puede transformarlo excepto él mismo. El ser humano siempre está esperando que otros cambien o que cambie el mundo; creo que no tiene que cambiar el mundo. Date cuenta que Krishna mismo ha cambiado, es un avatar. Con uno que cambie bien, ese enseña a los demás. La transformación no es una transformación de grupos sino una transformación personal e individual.
Cuando alguien realmente se transforma, la fuerza de su ejemplo lleva al cambio a los demás. El Bhagavad Gita enseña que los grandes temores están en uno mismo y es vencerlos por uno mismo lo que nos hace grandes.

Julián: En definitiva la violencia también es un patrón de miedo.

Ivan: Tú solamente detectas lo que hay en ti, no puedes detectar algo que no hay en ti.

Julián: ¿Y quiénes son los kauravas?

Ivan: Los kauravas en la clave moral son los miedos, las angustias, las malas amistades, aquello que queremos mantener. Los kauravas son todo aquello que en el fondo sabemos que es necesario cambiar porque no nos lleva a ningún lugar, son aquello que necesitamos transformar. Son todos nuestros temores; enfrentarlos es una opción que tenemos, es la opción que toma Arjuna en el Bhagavad Gita.

Julián: Creo que Ghandi decía que a veces detrás de la no violencia se esconde mucho miedo, que no violencia no significa negarse a luchar.

Ivan: Ahimsa o la no violencia, implica que a través de mi propia serenidad podemos hacer notar a otro que él está en error. La no violencia al quien le enseña es al violento; la no violencia no enseña al no violento, porque no tiene que aprender de la violencia. Esa actitud viva y activa de la No violencia que parece pasiva, enseña a otro que es violento. Cuando eres violento con alguien y el otro te mira con simpleza, lo que tú ganas es darte cuenta de que has sido violento. La no violencia es un espejo ante la violencia misma de un tercero.

Julián: ¿Cómo aprender a ver, cómo reconocer el Atman en nuestra vida, desde el mensaje que nos da el Gita?

Ivan: El Atman se logra a través de la educación del proceso de la percepción de la mente. El Guita nos enseña que, primero a través del karma yoga, tenemos que dedicarnos a la acción pero sin buscar el fruto de la acción y sin sentirnos hacedor de ella, es decir, ser meros instrumentos de la divinidad..
Cuando logras en tu cotidianeidad vivir desde esta perspectiva la mente se transforma, se reeduca. También el Bhagavad Gita nos enseña que a través de la devoción podemos ser mejores, más libres, porque la devoción es un acto de real entrega. Como la divinidad es innumerables cosas, la divinidad es todas las cosas que existen, la devoción enseña no solo a amar la forma y la figura, lo que representa, sino todos los demás aspectos de la vida, es decir podemos ver a dios en las plantas, ver a dios en las personas, ver a dios en el viento, etc. Porque la devoción nos entrega a estar en ellas, la devoción como tal es un acto de universalidad, de entrega afectiva a las cosas. Pero luego nos enseña, si la mente está más educada, a que el acto supremo de la libertad es la comprensión, porque cuando sabemos no dudamos, entonces el Bhagavad Gita nos propone en los últimos capítulos la importancia y la profundidad de la comprensión y del saber lo que realmente somos, porqué somos y hacia dónde vamos. Cuando finalmente tenemos y escrutamos en la esencia de esa realidad somos libres. Por eso el Bhagavad Gita es tan importante, por ello es atemporal.

Julián: ¿Cuándo Krishna le dice a Arjuna que tú nos eres más que un instrumento cuando Arjuna se niega a luchar, en realidad quiere decir que estamos predestinados o hay un margen a la libertad?

Ivan: No existe libertad, no existe. Lo que existe es creer que eres libre, ésta es tu libertad, no hay más que esa. El ser humano no es libre de la acción. Todo está estipulado kármicamente, todo está ya dado, el ser humano es libre de identificarse o no con la acción; si se identifica con la acción genera más karma. La libertad no está en deshacer la acción, está en identificarse o no a ella a través del drama; por eso lo que lo libera es el dharma, es la actitud con la que se realiza la acción donde se pierde y se gana la libertad. La libertad no está en contra de la acción sino en la actitud con la que realizamos la acción. Si con una correcta actitud realizamos la acción, sin crear un encadenamiento nuevamente a ella, entonces nos liberamos de su causalidad: ello es dharma.

Julián: ¿Y cómo reconocer el dharma?

Ivan: Se reconoce cuando se realiza la acción sin apetencia de frutos y sin egoísmo, toda acción que realices sin sentido de apetencia y sin sentido de yoidad es una acción dhármica; ello es la base del karma yoga. Cuando tú estás enamorado del universo entero porque la divinidad a la que tú tienes devoción se expresa en todas las cosas, y te entregas a ella abiertamente y sin violencia, entonces haces dharma a través del bhakti. Pero cuando tú comprendes que todo es Brahman entonces haces dharma a través de la comprensión; ello requiere una mente mucho más ágil y más estructurada para hacer dharma a través del jñana, pero esto no quiere decir que no experimentes la misma verdad.

Arjuna: Por ejemplo la palabra karma está en boca de todos, se ha divulgado, pero ¿hemos cogido su profundidad?

Ivan: No. Del karma se sabe poco. El karma desafortunadamente fue vertido por los teósofos y clericalizado como una de herramienta con la que se intentaba que las personas realizaran acciones de tal manera que si las hacían buenas recibían buen karma y si las hacían malas mal karma. Pero el karma está mucho más lejos de esa connotación netamente moral y cristiana. Lo que importa no es ser bueno o ser malo, o si la acción la realizas bien o mal, sino que la acción ya es buena por sí misma, por el hecho de realizarla sin apetencia de fruto y ausente yoicidad,. Entonces la gran diferencia del karma con la moral occidental es que occidente quiere hacer de las acciones algo bueno o malo por si mismas, en cambio oriente lo que hace es determinar que una acción es válida o dhármica no por el hecho que sea buena o mala, porque hasta matar puede ser dhármico, sino por el hecho de que la acción se realice sin apetencia de frutos y sin egoísmo. Es decir, el parámetro fundamental sobre el que debe ser realizada la acción no es bueno o malo porque siempre es relativo, en cambio la comprensión de que la acción se realiza sin apetencia de frutos y sin sentido del yo, eso sí que te hace libre, esa acción no encadena con la siguiente, no encadena con el sentido de futuro ni con el sentido de pasado, entonces realizar esta acción te hace libre porque no generas más karma, no generas sentido de causalidad entre la acción y su efecto.

Julián: Una última pregunta ¿recomiendas a tus lectores alguna versión del Gita en castellano que sea más clarificadora entre todas las que hay?

Ivan: Realmente es difícil encontrar una buena versión del Bhagavad Gita. Es complicado, porque generalmente todos los maestros la adecuan a su interpretación. Suelo enseñar y leer la versión de Annie Besant por la simple razón de que es exquisitamente poética. Muchas veces se pierde la profundidad de la enseñanza por la grandielocuencia poética. Hay muchas versiones, hay versiones muy doctas, muy inteligentes, las hay para todos los gustos.
Julián Peragón

Ivan Oliveros (Sesha) ha publicado:
La Búsqueda de la Nada.
El Eterno Presente. Editorial Grial
La Paradoja Divina.
Los Campos de Cognición. Editorial Gaia

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