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Feb
2016
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Polémica Ciencia Mística

La nada novedosa discusión entre espiritualidad y ciencia, que ha existido siempre a través del pensamiento humano de todas las épocas, ha tomado hace unas cuantas decenas de años un nuevo cariz:
Esta polémica está alimentada en la época actual por las actitudes de ambas partes, la “científica” y la “espiritual”, igualmente cerradas  y hasta cazurras a veces.  Por un lado:

  • “Los científicos oficiales”, que no admiten que nada escape al control de una ciencia que creen de su exclusiva propiedad, que no admiten que la ciencia no consigue nunca explicar los grandes misterios y que se dedican a establecer una dictadura de hecho muy real por su alianza con los poderes constituidos (Hoy día, la ciencia, más que favorecer el desarrollo de la Humanidad, actúa como eficaz componente de los que ejercen el  poder para controlar el pensamiento de la gente, poniendo los límites que a ellos les convienen para que nadie piense ni, mucho menos, se rebele. Y, encima, la acumulación de  información divulgativa – como en las demás áreas de la vida, no solo en el aspecto científico –  crea el engaño de que hoy día somos mucho más cultos y más informados que nunca. “Dales mucha información y se creerán que piensan” – parece ser la máxima de ciertos poderes fácticos –)

Por otra parte y a partir de hace unos años:

  • Muchos “cantamañanas” de la mística light, en su mayoría procedentes de la pasada ola de la New Age, se han empeñado en demostrar a empujones que sus arrebatos místicos (Casi nunca auténticos) tienen justificación científica, sobre todo apoyándose en los recientes descubrimientos de la Físca Cuántica (Que tampoco son tan recientes: Max Planck publicó su constante hacia 1.900, Niels Bohr fue Premio Nobel de Física en 1.922, Paul Dirac se unió a la Mecánica Cuántica en 1.928; Heisenberg fue Premio Nobel de Física en 1.932, Schrödinger en 1.933, Enrico Fermi en 1.938, etc.)

La película documental “¿Y tú que sabes?” va un poco por ahí, aunque contiene elementos correctos en cuanto al conocimiento de la Física Cuántica.

En medio de todo eso, algunos “científicos-místicos”, con importante formación científica y con más o menos acierto, han intentado crear  un puente entre Ciencia y Mística, basándose, precisamente, en la Física Cuántica (En realidad hay que decir “Mecánica Cuántica”), que es una vertiente de la Física completamente rompedora del paradigma científico anterior a ella, y sobre todo del determinismo al que ésta  obligaba.

Parece que estos científicos-místicos quieren reivindicarse ante sus colegas “científicos duros”, que les reprochan sus veleidades “acientíficas”, como califican a todo lo que huela a espiritualidad. El iniciador de estos intentos debió ser, seguramente, Fritjof Capra. Luego aparecieron otros como Deepak Chopra, Amit Goswami y muchos más, que han caído también en el peligro de la simplicidad divulgativa y en el “Reader’s Digest” científico.

Sin tratar de terciar en la polémica – intento que me parece estúpido y baldío; allá cada cual con su derecho a opinar lo que le venga en gana -, podríamos tratar de ver, sin prejuicios, qué es lo que tiene de novedoso la Mecánica Cuántica y por qué abre (Si es que la abre) la puerta a una posible conexión con la Mística. Y permítasenme solo 4 párrafos de “chapa” científica:

  • La Mecánica Newtoniana era totalmente determinista: Si sabemos las condiciones iniciales de un hecho físico, podremos determinar con completa exactitud y precisión, como va a evolucionar (Lo difícil es conocer con certeza esas condiciones iniciales, pero, si de verdad las conocemos, no hay error posible en cuanto a acertar con su evolución)
  • La Teoría de la Relatividad Especial de Albert Einstein establece, al introducir como otra dimensión más el tiempo, que las masas, las dimensiones y las velocidades de los objetos físicos no son magnitudes fijas; dependen de quién y desde dónde las observe. Pero la teoría sigue siendo determinista: Sabemos cómo varían esas magnitudes si sabemos las condiciones iniciales.
  • La Teoría de la Relatividad General del mismo Einstein propone que la mera presencia de una masa en el espacio, modifica la geometría del mismo e influye en otras masas. De ese modo se relativizan muchos conceptos matemáticos hasta entonces axiomáticos (La línea más corta entre dos puntos no es, necesariamente, la recta; puede que dos paralelas se corten en uno o varios puntos, etc.). La teoría es rompedora con la Física Newtoniana, pero sigue siendo determinista en el mismo sentido que hemos explicado antes.
  • La Mecánica Cuántica sí rompe con el determinismo de todas las propuestas anteriores. Describe (Interpretación de Copenhague) el estado instantáneo (Cuántico) de un sistema como una distribución de ondas de  probabilidad de sus propiedades. La evolución del sistema es determinista (Parecido a lo que decían las propuestas anteriores a la Mecánica Cuántica) si no se actúa sobre él. Pero si se actúa sobre él para medir sus magnitudes, se produce el llamado colapso de función de onda y las magnitudes del sistema serán impredecibles. La intervención del observador ha modificado y, además de forma impredecible, el estado del sistema. No hay ya determinismo, al menos de forma total: El conocimiento de un estado inicial no permite predecir de forma inequívoca cuál va a ser la evolución del sistema.

El principio de incertidumbre de Heisenberg afirma (Explicado como una definición simple) que podemos decir que el acto mismo de observar cambia lo que se está observando.

Estas aportaciones revolucionarias de la Mecánica Cuántica son las que han permitido arrimar el ascua a su sardina mística a los buscadores de una base científica para las experiencias espirituales.

Si vamos más lejos, ¿nos podemos permitir decir que el hecho de que el que alguien que observe modifique lo observado, puede llegar a permitirnos afirmar que la materialización de lo que es actual es un acto de intervención del observador que produce el colapso de la función de onda y concreta la probabilidad en un estado concreto? ¿El observador está creando lo “existente”?

Un koan famoso: ¿Produciría ruido un árbol al derrumbarse si nadie estuviese presente en ese momento? ¿Tiene existencia un ruido si no se produce en el oído de alguien que lo escuche? El ruido es algo que el oído escucha, algo que suena en el oído. Luego ¿Se produce en el oído y no fuera de él? ¿O existe el ruido de forma objetiva y absoluta, incluso si nadie lo puede oir?

Pero ¿quién es el observador y qué lo observado?

El que ha pasado por la experiencia mística dirá que, en ese momento, no había ni un ruido que se produjera de forma independiente, lo oyera alguien o no, ni alguien que oyera el ruido. Eran lo mismo. Solo hubo ruido: todo fundido en uno. Solo había conciencia: la conciencia creándose a sí misma y creando el mundo. Conciencia no dual que, en el fondo es una y se presenta, se auto-crea fenoménicamente, en cosas, que, a su vez, son lo mismo. Una explicación, en definitiva, que suena a filosofía esotérica y pedante. Solo a partir de haber tenido la experiencia se puede entender como una explicación viva. Muy viva y nada dialéctica. La dialéctica es para la ciencia positiva. El escéptico dirá que se trata de una experiencia subjetiva. El que ha vivido la experiencia dirá que la experiencia era genuina y total y que si algo no había en ella era, precisamente, subjetividad, al no haber sujeto ni objeto.

No entremos en la polémica.

Creo fundamental destacar que, cualquier explicación de la realidad desde el punto de vista de la ciencia no pretende describir cómo es la realidad. Solo los científicos más recalcitrantemente positivistas afirmarían algo así. La ciencia crea un modelo de la realidad y explica ese modelo. La modelización (casi siempre con base matemática) puede afirmar que la realidad se comporta “como si fuese así” y tanto más exacta será esta afirmación cuanto más afinado sea el modelo. De hecho, todo avance de la ciencia no ha sido más que un perfeccionamiento del modelo que hace de la realidad (Mecánica Newtoniana, luego la Relatividad, después la Mecánica Cuántica, en los ejemplos que hemos puesto antes); diferentes estadios de la ciencia que pretenden tener cada vez modelos más afinados y explicar mejor que antes que el que “la realidad se comporta como si fuese así” de forma cada vez más exacta. Nunca se alcanza a definir la realidad.

Luis Zorzano

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