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24
Abr
2020
0

Comer disfrutando y con consciencia

COMER DISFRUTANDO Y CON CONSCIENCIA por Natalia Sin

Introducción/Explicación previa

No es una tarea fácil para la mayoría de nosotros comer disfrutando conscientemente. Nos hemos acostumbrado a comer o beber mientras hacemos otra cosa, yendo de un lugar a otro, viendo la televisión, charlando con alguien, mirando la pantalla del ordenador, etc. Comer se ha convertido en parte de nuestro hábito moderno de la multitarea permanente. Es, cuánto menos curioso que nos parezca muchas veces triste ver a alguien sólo comer sin ningún otra distracción. Parece una pérdida de tiempo hacerlo como actividad solitaria y si lo hacemos junto con otra actividad acabamos muchas veces comiendo de más sin darnos cuenta de ello pues es como si el alimento no existiera al no prestarle atención.

Entonces, ¿y si el trabajo más importante que hacemos cada día sea estar verdaderamente presentes, aunque sólo sea por unos minutos mientras comemos? ¿Y si el regalo más importante que podemos hacer al mundo fuera nuestra propia presencia?

Si comemos con atención consciente podemos comer hasta que nos sintamos satisfechos y darnos cuenta de todo lo que ha hecho posible que esta comida llegue hasta mi plato (personas, elementos naturales, factores ambientales) y surgirá de forma natural y profunda el agradecimiento a la vida y el disfrutar de los sentidos.

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Algunas prácticas que nos pueden ayudar a comer de manera más consciente y disfrutando:

* Cuando comas, come. En alguna comida del día, cuando estés comiendo o bebiendo, no hagas nada más. Siéntate y tómate el tiempo necesario para disfrutar de lo que estás consumiendo. Abre todos los sentidos mientras comas o bebas. Observa los colores, las formas, las texturas de la superficie. Atiende a los olores y sabores de tu boca. Escucha los sonidos de comer y beber. Y hasta los movimientos de tus manos al ir a alcanzar el alimento o bien el utensilio que te facilita la comida o bebida. Si te vienen otros pensamientos, como es habitual no te preocupes, felicítate por darte cuenta y vuelve a poner la atención con tus cinco sentidos en lo que estás experimentando, en la maravilla que contiene el acto de comer y beber y en todo lo que te aporta. Disfruta de este momento presente y cuando acabes observa antes de ir a realizar otra acción como te sientes realizando tres respiraciones conscientes.

Otra práctica que nos puede ayudar a comer de forma más consciente y saludable es la de comer:

* Bocado a bocado. Tras tomar un bocado, deposita la cuchara o el tenedor de nuevo en el cuenco o plato. Sitúa la consciencia en la boca hasta haber disfrutado y  tragado ese bocado. Solo entonces tomaremos otra vez los cubiertos para un nuevo bocado. Si estamos comiendo con las manos, dejar de lado el bocadillo, fruta o galleta entre bocados.

Aparentemente es una tarea simple pero suele ser difícil de realizar en general pues en cuanto la mente se pone a divagar, llevamos nuevos bocados de comida a la boca, antes de acabar la anterior sin darnos cuenta, pues es un hábito muy arraigado que tenemos. A veces casi no masticamos la comida y no nos damos cuenta. Esta práctica nos ayuda a hacer consciente la impaciencia y a favorecer nuestra salud. Si masticamos bien la comida y dejamos que se mezclen con la saliva que contiene enzimas digestivas, antes comenzará la absorción y antes se enviarán señales de saciedad al cerebro y será más apropiada la cantidad de comida que nos sirvamos y consumamos y más podremos conectar con el placer de beber o comer sin prisa, sin nada más que hacer en ese momento. Las investigaciones demuestran que, irónicamente, las personas comen sus alimentos favoritos con más rapidez que los que no les gustan. Particularmente me parece muy clarificadora la imagen de que perseguir el placer sin prestar atención es como quedar atrapada en una cinta de correr. Sin embargo, la atención permite que el placer florezca en miles de pequeños momentos en nuestra vida.

Otra práctica muy interesante que además de permitirnos comer disfrutando conscientemente nos conecta con la vida es la de:

* Examinar a fondo los alimentos. Cuando comas, tómate un momento para asomarte a la comida o a la bebida como si pudieras ver su historia, en retrospectiva. Utiliza el poder de la imaginación para ver de dónde proviene y cuánta gente puede haber estado involucrada en llevarla a tu plato. Piensa en los recursos naturales involucrados en hacer posible cada uno de los ingredientes de lo que comes o bebes y en quines plantaron y cosecharon la comida, la transportaron, empaquetaron, vendieron y en quién la cocinó, etc. Observando profundamente se pueden ver la variedad de elementos que han hecho posible una comida y como todos ellos interactúan entre sí.

Muchas veces estamos tan alienados de los procesos que han hecho que nuestra comida llegara a nuestro plato o de donde proceden los alimentos que comemos que nos sentimos desconectados de este proceso y no podemos apreciarlo. Yo misma, nacida en una gran ciudad, de pequeña pregunté a mi madre, nacida en un pueblo de montaña donde las patatas eran uno de sus alimentos básicos, de qué árbol nacían las patatas. Cuando lo oyó mi abuelo siempre recordaré su cara de desconsuelo..

Por eso contemplar las decenas de personas cuya energía vital contribuyó a la comida que hay en nuestros platos junto con todos los factores naturales que se tuvieron que dar para que este alimento diera su fruto nos hace darnos cuenta de la interdependencia de la energía vital de incontables seres. Cada vez que comemos o bebemos, estamos estableciendo una unión con incontables seres.

La vida muere, entra en nuestro cuerpo y se vuelve a la vida de nuevo. Esto sucede una y otra vez hasta que nosotros mismos morimos, cuando devolvemos toda esa energía. Nuestro cuerpo se dispersa y vuelve a surgir en tantas y nuevas formas de vida.

El maestro zen Thich Nhat Hanh dice:

Una persona que practica la atención plena puede ver cosas en una mandarina que otra no puede ver. Una persona consciente puede ver el árbol de la mandarina, las flores de la mandarina en primavera, la luz del sol y la lluvia que nutren a la mandarina. Observando profundamente se pueden ver las diez mil cosas que han hecho posible la mandarina… y cómo todas ellas interactúan entre sí.

En resumen,

Cuando comas, come. Cuando bebas, bebe. La atención plena es el mejor condimento para tu comida y para toda tu vida. Disfruta de cada bocado, ¡disfruta de cada momento!”

No puede haber fiesta en la boca, si la mente no está invitada a asistir”

La energía vital de muchos seres fluye hacia nosotros mientras comemos. ¿Cuál es la mejor manera de pagarles? Estando completamente presentes mientras comemos.

Y otra práctica consiste en leer estas cinco contemplaciones antes de comer para nutrir nuestra compasión y ayudar a salvar el planeta:

Esta comida es un regalo del universo entero: de la tierra, del cielo, de numerosos seres vivientes y del trabajo duro y amoroso de muchas personas.

Comamos con gratitud y plena consciencia para ser dignos de recibirla.

Reconozcamos y transformemos nuestras formaciones mentales insanas, especialmente la avidez, y aprendamos a comer con moderación.

Mantengamos viva nuestra compasión de forma que reduzcamos el sufrimiento de los seres vivos, dejemos de contribuir al cambio climático y ayudemos a curar y preservar nuestro precioso planeta.

Aceptemos este alimento con el fin de nutrir nuestra hermandad, construir nuestra comunidad y alimentar nuestro ideal de servir a todos los seres.

Ilustración Broke Lark unsplash

12
Abr
2020
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Luces y sombras de una pandemia

Nadie lo vio venir pero estamos aquí todos arrinconados en nuestras casas por un pequeño virus invisible. Políticos, biólogos, médicos y economistas hablan con un lenguaje bélico y nos hacen sentir que estamos en un estado de guerra. Todos contra el virus, todos parapetados y armados para eliminar al dichoso microorganismo. Quien más y quien menos, con toda la información circulante, ya se habrá hecho un máster en microbiología, pues sabemos casi todo de la potencia destructora de la infección. Sin embargo, si el virus pudiera hablar o, en todo caso, si pudiéramos ver el trasfondo de la pandemia tal vez podríamos aprender algo más… de nosotros mismos.

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31
Mar
2020
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Artículo: Yoga para la Meditación

Hace ya bastante tiempo que el Yoga, en nuestras latitudes, se ha divulgado como práctica física, a través de âsana con espacios de relajación que daba respuesta a una sociedad instalada en el confort y que padecía de sedentarismo. Dimos la bienvenida a las clases regulares de Yoga porque reforzaban nuestra salud cultivando la flexibilidad, la fuerza, el equilibrio, la coordinación y, por supuesto, el drenaje de tensiones físicas. Sin embargo, en las últimas décadas nuestro estilo de vida se ha visto sacudido por una presión en aumento, tanto en el lugar de trabajo, en la complejidad de nuestras familias y en el acceso a las redes sociales cada vez más absorbente. El fruto no ha tardado en aparecer: una mente agitada y un estrés galopante. Habría que añadir que son tiempos difíciles: crisis económica, política, ecológica y de valores. No es de extrañar que el individuo claudique bajo el peso de tanta presión, desánimo y confusión.

Afortunadamente el Yoga tiene mucho que aportar no solo como método corporal y energético, sino como disciplina de la mente y el alma. Basta con recorrer el esquema óctuple que Patañjali describe en los Yoga sûtras para entender que el punto de partida de esta ciencia es un cuerpo ético (yama) y un compromiso personal con una disciplina interna (niyama) desde donde ascender peldaño a peldaño a través de âsana (actitud en la postura), prânâyâma (expansión de la energía vital a través de la respiración), pratyâhâra (repliegue de los sentidos), dhârana (concentración), dhyâna (meditación) hasta llegar a samâdhi (absorción) como fruto de un largo proceso de interiorización. Salta a la vista el enfoque holístico del Yoga desde los primeros siglos de nuestra era común. Por eso, cuesta entender a veces el reduccionismo que ha sufrido la divulgación del Yoga aunque, siendo optimista creo que podemos observar un avance y una maduración en las propuestas en los centros de Yoga, no solo en una técnica más depurada y respetuosa con el cuerpo, sino, también unas propuestas más sutiles donde se crean espacios de silencio.

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12
Ago
2019
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Sufrimiento y transformación

Ya sabemos que el sufrimiento no es ni una casualidad ni un refinado castigo divino. Las tradiciones profundas nos recuerdan que el sufrimiento (duhkha) tiene sus causas, y que si vamos a sus raíces podremos salir de esa espiral ciega de malestar e insatisfacción. Escribe Julián Peragón (Arjuna).

Man Yoga Practice Pose Training Concept

Evidentemente no tiene nada que ver con el dolor consustancial de vivir, de vivir en un espacio-tiempo, en un cuerpo, en una realidad material. Una cosa será el dolor y otra, muy diferente, el sufrimiento psicológico que nosotros colocamos al hecho de vivir.

Ese plus emocional que nosotros proyectamos encima del dolor, esa resistencia al devenir imparable de los hechos, esa certeza inconfesable de mortalidad o esa negación de la cruda realidad, conforma nuestro cuerpo de sufrimiento. Sabemos que el conjunto de una práctica constante, de una reflexión profunda sobre sí mismo y una actitud de desapego ante los frutos y abandono ante lo sagrado favorecen que las aflicciones (klesha) se reduzcan. El proceso es complejo.

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23
May
2019
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Síntesis y mestizaje en la meditación

Tengo en mi biblioteca muchos buenos libros de meditación. La mayoría de ellos están adscritos a alguna de las más grandes tradiciones meditativas como el zen, el vipassana, el yoga o el taoísmo. Son libros para iniciados escritos por grandes maestros imprescindibles como faros que alumbran en la oscuridad de la noche meditativa.  Su lectura requiere a menudo unos conocimientos previos de las tradiciones de origen. Son libros que matizan aspectos filosóficos de altos vuelos o que remarcan nítidamente estados de conciencia dentro de otros niveles de nuestra mente sutil. Sin embargo, no pueden ayudar mucho a acercar la experiencia meditativa a los no iniciados, a los que las circunstancias de la vida nos revuelcan una y otra vez sin dejarnos apenas respirar, y que precisamente necesitamos con urgencia una mayor actitud templada ante la existencia.

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3
May
2019
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Estrella y cielo

 

Cuando el Sol desaparece los navegantes necesitan conocer las estrellas para orientarse. Sin embargo, a ras de suelo, el hecho de mirar el cielo estrellado ya indica un primer movimiento de levantarse por encima de lo mundano, inmediato y cotidiano.
Siempre estamos rodeados de estrellas pero la luz del Sol, tan potente, las oculta, necesitamos pues la negrura de la noche para percibir la sutileza de sus luces. A veces parece recordarnos que la potencia de nuestra razones no nos deja percibir nuestras intuiciones.
Si proyectamos en perpendicular la linea de nuestros pies cuando estamos derechos nos daremos cuenta que, esa proyección, coincide en el centro de la Tierra. Como si nos quisiera decir que todos los humanos pertenecemos a una misma raza, a una misma cepa, a una misma archiabuela. Sin embargo, al proyectar la perpendicular desde nuestras cabeza cada persona se encontrará con una estrella diferente entre los cientos de millones de estrellas que hay en nuestra galaxia. El simbolismo es claro, partimos de un tronco común pero cada destino es único e irrepetible, cada camino trazado de nuestra vivencia es completamente original. La estrella simboliza ese destino.
En el Tarot de Marsella, el arcano de La Estrella nos habla del alma: una señora desnuda, arrodillada y regando con dos jarros, símbolos de desnudez, humildad y generosidad. Un pájaro negro a punto de iniciar el vuelo nos recuerda que el alma es aquello en nosotros que sobrevuela por encima de lo inmediato y rutinario. No obtante, el símbolo que nos interesa es precisamente la gran estrella que está sobre su cabeza. Supuestamente es Venus, una estrella errante para los antiguos, diosa de la belleza y del amor. Ese alumbramiento nos sugiere que el alma, eso tan nuclear en uno mismo se alimenta de armonía y verdadero amor, de lo contrario nuestra alma se seca y se siente exiliada.

Por Julián Peragón

12
Mar
2019
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LA NECESIDAD DE LA MEDITACIÓN

En esta época de crisis y tensiones, la meditación se va haciendo cada vez más necesaria y más popular. Sabemos que mediante la atención podemos calmar la mente, pero ¿conocemos el sentido profundo de meditar? ¿Están los profesores de yoga preparados para acompañarnos en ese proceso? Escribe Julián Peragón (Arjuna). Artículo en Yogaenred.

La vida es ritmo, alternancia, mareas que se solapan unas con otras en la actividad y en el reposo. Nuestro cuerpo no está igual en verano que en invierno, y nuestra mente tampoco está igual por la mañana que por la noche, en el trabajo o en las vacaciones, en la soledad o en medio de las relaciones. Si hay la suficiente flexibilidad o sensibilidad, los cambios para adaptarnos se producen de forma fluida, pero, a menudo, las tensiones o las rigideces violentan esta adaptación o simplemente la frenan. Afortunadamente el Yoga nos tiende una mano para ayudarnos en ese drenaje tensional. A través de la sensación nos ayuda a sensibilizar el cuerpo, y mediante la atención a calmar la mente.

Vivimos en una sociedad moderna y dinámica que se acelera por momentos y que nos sume en una complejidad laberíntica que nos corta la respiración. Encontramos momentos de alivio pero el estrés nos persigue sin consuelo.Demasiada presión, por un lado, y desconocimiento de lo que verdaderamente queremos, por otro. Es aquí donde el Yoga, a través de la meditación, nos propone un espacio de calma pero también de indagación. Porque sin esta serenidad y comprensión interior nuestros actos son erráticos e inadecuados dejando tras de sí una sensación de fracaso, confusión o malestar.

 

Todo apunta a una necesidad de empezar a meditar.

Espacio interior para observar

Meditación parece una palabra rimbombante, muchas veces llena de estereotipos o impregnada de conceptos orientales, pero si miramos bien es algo simple: un espacio interior donde poder observar sin interferencias esa “vida” que sucede dentro de nosotros. Sensaciones, percepciones, emociones, sentimientos, pensamientos e intuiciones se entremezclan a veces como un mar suave, otras como una tormenta. Conocemos poco ese mar interior, entendemos mal esas motivaciones que nos empujan y esas sinrazones que nos golpean. Urge sentarse en quietud para observar cómo funciona nuestra mente y apremia darse cuenta de que somos seres condicionados.

Esos filtros personales, familiares, grupales o culturales que tamizan la realidad puede que nos hayan servido para sobrevivir emocionalmente o para flotar en la misma vida mundana pero, sin duda, han sido un suelo fértil de malentendidos, egoísmos, dependencias, rechazos y miedos. Encontrar el nudo del sufrimiento psicológico y tirar del hilo correcto para desenredar la madeja neurótica no es nada fácil, pero la meditación constante y sincera va encontrando la forma de liberación.

Vacío fértil

La meditación nos lleva a una desnudez interna de la misma manera que nos quitamos la ropa cuando ya no es necesaria; con ella podemos dejar caer nuestros aferramientos o ideas limitantes por inútiles e inadecuadas. En esta desnudez es posible que aparezca una voz interna o una manera de estar más conectada con la realidad que vivimos. De ninguna manera buscamos en la meditación una experiencia milagrosa o extraordinaria, más bien todo lo contrario: una simplicidad en el ser y un vacío donde resuene la existencia que, según se mire, aparece como armonía y deja un rastro de belleza.

Es cierto que la meditación es un camino difícil solo apto para valientes porque, en cualquier etapa, deberemos atravesar un desierto, una noche oscura del alma, en definitiva, un desmoronamiento interno, pero sin el cual difícilmente podremos reconocer la incipiente libertad que se avecina en el horizonte vital.

Decíamos que va apareciendo de forma creciente una necesidad de meditar. A muchos de nuestros alumnos de Yoga (o de otras disciplinas) no les basta ya con los estiramientos y la relajación de las clases regulares, necesitan un acompañamiento hacia esa intimidad reveladora de lo que somos. Y la pregunta cae por su propio peso: ¿estamos los profesores de Yoga preparados para acompañar ese proceso?

Las formaciones de “yoga express” nos han hecho una mala jugada al darnos unas técnicas fáciles de aprender, sin tener claro el funcionamiento de la mente, sin comprender el mapa de ese territorio internoy sin conocer las raíces del sufrimiento humano. La Bhagavad Gîtâ nos dice que el Yoga es la vía del conocimiento intuitivo, la vía de la acción desinteresada y la vía del amor devocional, pero también reconoce que el Yoga es una respuesta al sufrimiento.

El sentido profundo de la meditación

Los profesores de Yoga tenemos que vivir ese proceso interno si queremos de verdad dar respuestas en este momento clave de crisis generalizada. Un viejo sistema se va hundiendo con rapidez mientras otro se demora en imponerse. En este tránsito el Yoga tiene mucho que decir pero necesitamos una nueva pedagogía para iluminar las eternas preguntas. Necesitamos estructuras claras para ir avanzando en ese proceso de interiorización y comprensión, y necesitamos un lenguaje claro y moderno que sea inteligible.

Enseñar, me parece a mí, no es hacer una clase magistral ni dar recetas filosóficas a diestro y siniestro, sino ponerse al lado de nuestros alumnos y entender su proceso de aprendizaje para invitar, más que imponer, el siguiente paso a dar. Es una pedagogía con profundidad lo que hará que nuestros alumnos se conviertan, a su vez, en maestros al entender no tanto las técnicas como la trama que las teje.

Si no entendemos el sentido profundo de la meditación más allá de todo ritual tradicional, difícilmente podremos adaptar la meditación al eje preciso de cada persona.  Entonces los âsanas y los prânâyâmas ya no estorban porque sabemos que el corazón del Yoga es meditativo.

Julián Peragón. Antropólogo y formador de la Escuela Yoga Síntesis.

Creador del Sistema Yoga para la Meditación.